Adriano de titular, Iniesta en el once después de volver en Lisboa de su lesión y una defensa de tres que se convertía en cuatro cuando atacaba el Real Madrid. Así afrontó Tito Vilanova el Barcelona-Real Madrid. En el otro bando, el equipo esperado, pero con la aparición de Özil en el equipo inicial después de muchas jornadas. Fue la gran apuesta de José Mourinho.
La primera media hora, blanca
El comienzo fue blanco porque Mourinho mandó sus naves a por todas. Presionando arriba, robando en el campo del Barcelona y llegando al área de Valdés. El Barcelona no sabía cómo reaccionar. Busquets se metió entre los centrales para ayudar a sacar el balón, pero Xavi e Iniesta estaban muy lejos del área rival. Adriano cumplió como pudo en el 'marrón' de jugar como central y llegó el primer gol de Cristiano que hacía honor a lo que estaba viendo sobre el terreno de juego. El primer round caía del lado visitante.
La segunda media hora, azulgrana
Sin embargo, el empate del Barça (poco después de que Benzema mandara un balón al poste) cambió el partido rádicalmente. El primer gol de Messi puso patas arriba el partido: el Madrid se diluyó como un azucarillo y no volvió a pisar terreno enemigo. Les ayudó que se llegara al descanso para salir otra vez con fuerza en la reanudación, pero el segundo gol de Messi (primer azulgrana que marca 100 goles en el Camp Nou) les dejó muy tocados. Segunda media hora, local.
La última media hora, mixta
Cristiano empató muy poco después y con los cambios pudo ganar cualquiera. Los dos equipos tuvieron ocasiones. Montoya mandó al palo, Higuaín hizo que Valdés sacara un balón sobre la línea. Era un toma y daca entre dos de los mejores equipos del mundo. El partido no seguía los parámetros tácticos que querían sus entrenadores, pero sí el rumbo que gusta a los aficionados. Jugadas, contraataques, llegadas y ocasiones. Resultado justo después de un gran partido. El primer choque de Liga entre Vilanova y Mourinho dejó un justo empate.
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