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Florentino tiende la mano a Cristiano

Cuando Cristiano Ronaldo salió tan enfurecido como abatido del despacho de Florentino Pérez aquella tarde del sábado 1 de septiembre, el presidente estaba seguro de que tras esa tensa discusión se escondía una multimillonaria oferta, del PSG propiedad del emir de Qatar o del Anzhi ruso, que había vuelto locos al jugador y a su agente, Jorge Mendes. O una maniobra para renovar su contrato, que acaba en junio de 2015.
Cuatro meses después, Florentino ya es más consciente del problema: su mejor jugador verdaderamente quiere abandonar el club porque no se siente ni querido ni respaldado en esos premios individuales que tanto le obsesionan. Y ha decidido remangarse y ponerse manos a la obra para solucionarlo.
No conectan
La relación de Cristiano y Florentino es la historia de un desencuentro. Nunca han llegado a conectar, ya sea por el carácter distante y difícil del futbolista o por la decisión del dirigente de tomar distancia con sus jugadores, escarmentado tras su experiencia en la primera etapa al frente del club, que acabó con su confesión de haber maleducado a las estrellas. O seguramente por ambas cosas a la vez.
El caso es que Cristiano ha ido acumulando agravios y rencores hasta que explotó el 30 de agosto en Zúrich, en la gala de la UEFA que premiaba al mejor jugador del año. Aquel día se vio derrotado ante un Andrés Iniesta al que acompañaban el presidente azulgrana, Sandro Rosell; el vicepresidente Josep María Bertomeu y el director de fútbol, Andoni Zubizarreta. Con razón o sin ella, lo cierto es que le supo a poco el respaldo de Emilio Butragueño, responsable de Relaciones Institucionales, y del vicepresidente Pedro López. Dos días después le decía al presidente que no aguantaba más.
Cristano no entiende que desde su propio club no propaguen el mensaje de que es el mejor futbolista del mundo, como hace el Barça con Messi
Cristiano se considera un jugador irrepetible, como respaldan sus 168 goles en 166 partidos con la camiseta blanca, cifras nunca antes conseguidas en 110 años de historia del Real Madrid. Por eso no entiende que desde su propio club no le den tratamiento de estrella indiscutible y propaguen el mensaje de que es el mejor futbolista del mundo, como hace el Barcelona con Messi o como hacía su añorado Manchester United con él mismo.
Piensa que esa falta de respaldo institucional le resta posibilidades para optar con las máximas garantías a los principales premios individuales, una de sus grandes metas. Y le duele especialmente que desde dentro de su propio club se hable de Benzema u Özil como futuros Balones de Oro cuando él pelea por ese trofeo temporada tras temporada.
Todo eso, unido a que el presidente -como otros directivos- no se muestra especialmente solícito ni con el luso ni con otros pesos pesados del equipo, junto a algún comentario de Florentino sobre su controvertido carácter que ha llegado hasta sus oídos, ha ido horadando la relación y explica el actual distanciamiento de Cristiano con el presidente y el club.
Se quiere ir
La situación a día de hoy es que le restan dos temporadas de contrato y se quiere ir a final de esta campaña. Desde su entorno aseguran que no maneja ninguna oferta y que no se trata de una cuestión de dinero, sino de estar feliz y sentirse querido en su club, algo que hoy no tiene. Cristiano afirma que en el Manchester United o en cualquier otro club le darían el tratamiento que se merece por su rendimiento y su profesionalidad. "Aquí no me respetan", se le ha escuchado a menudo.
La situación, a día de hoy, es que le quedan dos temporadas de contrato pero se quiere ir al final de esta
Y eso que a raíz de ganar la Liga con su decisiva contribución, el público del Bernabéu se ha ido rindiendo a su calidad, pese a que no haya terminado de calar en todos los aficionados por esa altiva imagen que transmite. Pero han quedado muy atrás los silbidos que llegó a escuchar en su estadio hace ahora casi un año, en enero, tras una derrota ante el Barcelona. Entonces también vivió una crisis.
Tampoco ha ayudado la calma con la que desde Concha Espina han afrontado su posible renovación, pero esto tiene una explicación sencilla. Cristiano gana 10 millones netos por los que el club tributa al 25% gracias a su condición de impatriado, lo que supone un desembolso de 12,5 millones brutos -que corre a cargo del Real Madrid-. Al perder a partir de 2015 esos beneficios fiscales que le otorgaba la denominada Ley Beckham, su tributación subirá hasta el 52% que marca la ley.
Una hipotética renovación por 15 millones netos supondría para las arcas blancas nada menos que 31 millones brutos por temporada.
De ahí que la renovación del portugués suponga un verdadero quebradero de cabeza en el club, donde buscan fórmulas alternativas (pago por objetivos, derechos de imagen, etc). La salida de Kaká en enero o junio rumbo al fútbol americano liberaría su ficha de 10 millones limpios (como CR7) y constituye otro elemento que facilitaría una solución al puzle de su contrato.
Le acompañará a Zúrich
En el Madrid no han vuelto a tener constancia del malestar del jugador desde que proclamara el famoso "estoy triste y en el club saben por qué" a principios de septiembre. Pero, en cualquier caso, Florentino, con la vista puesta en las elecciones que previsiblemente se celebrarán a final de temporada, ha decidido tender puentes para desbloquear la situación y mimar y ganarse a su estrella.
Por eso, tal y como ayer adelantó El Mundo, ha decidido acompañar dentro de un mes a Cristiano a la Gala del Balón de Oro que se celebrará el 7 de enero en Zúrich, algo que no había hecho hasta ahora.
Y mientras desde los despachos del club se muestran confiados en que este episodio se solucionará y las aguas volverán a su cauce (la cláusula de 1.000 millones es una garantía), Mourinho maneja con habilidad y mucha mano izquierda la situación. En público reivindica a su jugador como el mejor del mundo, pero dentro del vestuario le exige como al que más y no duda en reprocharle que, presa de cierta desmotivación, en los últimos encuentros no rinda al estratosférico nivel al que ha acostumbrado al madridismo. Un nivel imprescindible para que el Real Madrid pueda mirar de tú a tú al Barcelona. Por eso Florentino, más allá del calentón de aquella discusión, ya trabaja para reconquistar a Cristiano Ronaldo.

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