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El lío de nunca acabar

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El Real Madrid-Barcelona del miércoles fue tranquilo en el campo, pero el postpartido fue desvelando historias con Messi como protagonista en el párking y en el túnel de vestuarios que han devuelto al duelo a un punto de calentamiento que sólo la lejanía del partido de vuelta -27 de febrero- impedirá que se convierta en punto de ebullición.

 Lógicamente, la historia se repite entre Madrid y Barça. Dos clubes enfrentados por una rivalidad secular que se ha visto incrementada en los últimos años, los mejores en la historia del club catalán. Un ciclo al que el Madrid ha tratado de oponerse, con argumentos no siempre adecuados.

La riña entre Messi y Arbeloa, tras el enfrentamiento dialéctico entre el argentino y Aitor Karanka, segundo entrenador madridista, es el último capitulo de una enemistad que sigue dando que hablar, por encima incluso de gradiosos espectáculos futbolísticos como el del pasado miércoles en Chamartín.

Sin afán de remontarse a la noche de los tiempos, las polémicas han presidido los clásicos de los últimos años. Sin duda, el detonate fue el rally de clásicos de 2011, que enfrentó a ambos equipos en un asfixiantes pulso de 21 días con tres trofeos en juego. En el primer partido, tranquilidad tras el 1-1 en Liga, resultado que otorgaba virtualmente el campeonato a los catalanes. Las cosas empezaron a torcerse tras la final de Copa, que se decidió con un gol de Cristiano en la prórroga. Tras el partido, Pep Guardiola se quejó de un gol anulado a Pedro (de forma correcta) y José Mourinho le incluyó en el grupo de entrenadores "que se quejan de los aciertos de los árbitros, un grupo en el que sólo está él".

Guardiola no esperó mucho para replicar a Mou. En su comparecencia prensa previa a la ida de semifinales de Champions en Madrid, tildó al luso de "puto amo" en la sala de prensa del Bernabéu. "Aquí ha ganado su Champions particular. Se la regalo". Luego, en el campo, llegó el partido más polémico de los últimos años entre ambos equipos, con la expulsión de Pepe. Tras el choque (0-2 para el Barça, con doblete de Messi), el que estalló fue Mou. Fue la célebre rueda de prensa de los "por qués", que le costó una sanción de cinco partidos y 50.000 euros de multa.

El duelo de Champions trascendió los terrenos de juego. Ambos clubes se enzarzaron además en una dantesca guerra de comunicados oficiales, como el relativo a un incidente entre Busquets y Marcelo, que no modificó el resultado del cruce. El Barça accedió a la final y en ella derrotó con claridad al Manchester United, conquistando la cuarta Champions de su historia.

El verano no apagó el fuego. Ambos clubes volvieron a medirse en la Supercopa de España. La ida fue tranquila, pero en la vuelta se produjo el celebérrimo incidente entre Mourinho y Tito Vilanova, entonces segundo de Guardiola. El incendio volvió a durar varios días, y fue reavivado por el hecho de que ambos técnicos, en especial Mou, fueran indultados por una anacrónica costumbre federativa.

Pero la nueva serie de clásicos de esa temporada no había hecho más que empezar. El Barça ganó en el Bernabéu en Liga (1-3) y en cuartos de Copa (1-2). Pero, en la vuelta, el Madrid estuvo a punto de remontar la eliminatoria. Empató a dos y estuvo cerca del 2-3. Los blancos reclamaron un penalti a Benzema. Tras el partido, Mou volvió a la carga: "Los jugadores me dicen que es imposible ganar aquí".

Sin embargo, los últimos clásicos antes del de este miércoles fueron tranquilos. Tanto el de Liga (en el que el Madrid ganó 1-2 y dio prácticamente carpetazo a la Liga) como los dos de la Supercopa, saldados de nuevo con triunfo madridista gracias al valor doble de los goles fuera de casa (3-2 y 2-1). La situación parecía reconducida hasta que trascendieron los incidentes entre Messi, Karanka y Arbeloa. Y quedan al menos dos clásicos más, que pueden ser cuatro si los dos gigantes vuelven a cruzarse en la Copa de Europa.

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